miércoles, 9 de noviembre de 2016

Trump, el Doctor Armitage y Trotsky

Aunque parezca el inicio de un chiste especialmente aburrido, y seguramente lo sería, hoy no voy a hacer bromas. O eso espero. En esencia, vengo a hablar de lo que todo el mundo está hablando hoy, y es que Donald Trump es ya presidente de los EEUU. y nos toca tragárnoslo cuatro añitos. Y va a ser delicioso.
Y para hablar de ello, como esto es un blog de rol (para evitar que la Audiencia Nacional encuentre motivos de delito), de izquierdas, pero de rol, voy a relacionar a Trump con el rol y con Trotsky. Todos conocemos a Trump. Todos sabemos lo que es el rol. Pero casi nadie sabe que Trotsky fue la primera persona en morir a causa de un accidente escalando, sin salir de su casa.



 
Uno de los juegos que siempre tengo ganas de jugar es Cyberpunk. En él, hay una sociedad completamente desestructurada, regida por las multinacionales en una especie de anarcocapitalismo, en la que la gente simplemente sobrevive, ajena a los devenires políticos y económicos de una clase alta completamente aislada por las leyes, la tecnología y la capacidad adquisitiva del resto de las personas que constituyen la sociedad. Es una sociedad donde se han llevado a su extremo varios conceptos y realidades del mundo actual.
Y ahora es cuando me pongo filosófico. Normalmente no utilizo los juegos de rol para hablar de la realidad, porque son ficción. Y la realidad es la realidad. Y aunque tendríamos una bonita discusión con Descartes respecto de esto, lo voy a asumir.
Salvo en una parte: la ficción, a veces, expresa la realidad. Y a veces la expresa mejor que muchos otros tipos de creaciones humanas. Una cosa es expresar y otra definir, analizar, entender, explicar, etc. Simplemente utiliza los conceptos que existen en una sociedad y juega con ellos, creando una historia en la que nos sentimos representados, más o menos, porque entendemos la cadena causal que lleva desde nuestra sociedad y sus códigos a la historia de ficción con los suyos propios. Como por ejemplo el Hotel Hendrix en Carbono alterado. Entendemos el código pop, sabemos quien es Hendrix, nos sentimos identificados porque hay un punto de anclaje.
 
Bien, pues ahora hablemos de una de las cuestiones que definen a Cyberpunk. En concreto, la sociedad high-tech low-life. Una sociedad en la que la tecnología es, en su forma básica, muy avanzada y bastante asequible. Todo el mundo puede hacerse con un implante que mejore su visión, incluso con algún miembro biomecánico si ahorra un poco. Aunque tener un vehículo volador, o el mismo miembro biomecánico de alta calidad sería muy costoso y casi imposible para la mayoría de la gente. Y quizás sea porque yo vivo en Almería y las cosas llegan con cierto retraso, pero creo que, salvando el tipo de tecnología, es bastante similar. No es muy difícil hacerse con un teléfono con conexión a internet, desde el que mirar las redes sociales, tomar notas (acabo de descubrir Evernote y estoy bastante entusiasmado, aunque eso no guarda relación con nada de lo anterior), comprobar el correo electrónico y hacer gestiones con él. Sin embargo, tener uno de alta calidad ya se convierte en algo más difícil. Aparte, mi generación, para comprarse un ordenador, como desde el que escribo esto, lo tiene francamente complicado.
Y, en contraposición a esta alta tecnología asequible, tenemos unas formas de vida bastante precarias. Familias que malviven en base a los salarios mínimos y que tienen que arreglárselas de otra manera, con una criminalidad y una violencia crecientes mientras el mundo sigue yendo cuesta abajo y sin frenos. En Cyberpunk aparecen profesiones pensadas para la aventura, aunque podría modificarse para hablar de las historias de la gente que trabaja (porque varios imperios empresariales no se mantienen sólo del aire, sino de la producción y comercialización de algún bien o mercancía). Y no sé en vuestro ámbito, pero en el mío, quizás porque escribo desde Andalucía, el paro entre la gente de mi generación es bastante alto, lo que significa que nuestro acceso a los bienes de la sociedad es reducido, mientras que nuestros padres tienen que seguir haciendo frente a los gastos familiares, más los nuestros. Por supuesto, no estamos en una sociedad desestructurada como la de Cyberpunk, yo no afirmo eso. Pero que estamos en una situación de precariedad en la que los sueldos mínimos no dan para cubrir nuestras necesidades básicas, sí. Que nuestra esperanza de incorporarnos al sistema laboral es bastante escasa también. Y que la clase alta está completamente aislada, gracias a la tecnología, la capacidad adquisitiva y las leyes, también.

Y aquí es donde entra Trump como presidente. Él, que es un empresario, nueva clase burguesa (que realmente no posee los medios de producción, sino que obtiene su capital mediante la compraventa de los bienes que otros producen) ha sido elegido presidente del país con el ejército más grande del mundo y el más influyente en política internacional, en base a una campaña salteada de "escandalillos" mediáticos que le han hecho ganar popularidad y la aceptación de una población completamente mediatizada. Aunque la victoria no haya sido por una gran diferencia, es una victoria. Su modelo, no dista mucho de ser el de Cyberpunk: el Estado represivo y autoritario que sólo sirve para generar beneficios. Esto es una apuesta personal, pero estoy seguro de que las condiciones de vida de las capas populares de la sociedad norteamericana no van a mejorar durante su mandato, pero buena parte de las empresas (y seguro que las suyas también) sí.
Aún no he terminado de leerlo, pero en El Extremo Centro (el enlace está en inglés), de Tariq Alí, hay una explicación de por qué estos modelos políticos tienen tan buena aceptación que consiste en que al perder la izquierda sus modelos de explicación y hacer concesiones a los discursos y políticas conservadoras abre la puerta a un galopante neoliberalismo en el que la izquierda está como un perro constantemente persiguiendo su cola sin entender muy bien qué pasa. Ante una izquierda sin discurso, un centro-derecha que no sabe responder a las necesidades de la población y una mediatización (una influencia de los medios) completa, los discursos más espectaculares se convierten en virales y afectan a la población. Si a esto sumamos que el creciente individualismo hace imposible pensar en aquello que no nos beneficia directamente, y que lo provechoso y lo bueno se han convertido en sinónimos, no es difícil entender cómo ha accedido Trump a la presidencia. Esto último, no sé si lo explica Alí, pero sí lo explica Marcuse en El Hombre Unidimensional.
Por lo que vemos un acceso al poder, explícito, de la clase burguesa, de los grandes empresarios, que mantiene una ideología reaccionaria en los aspectos sociales, raciales y de género. Una ideología que, en lo tocante a nuestro país y en relación a la violencia de género, está bastante extendida. Sólo hace falta ver el vídeo de DalasReview sobre feminismo para entenderlo. Y que no es algo que yo me invente, puesto que de una muestra de 1000 personas, la incomodidad por tener a una mujer como presidenta en España, en una escala de 1 a 10 es 9; según este sondeo. Quizás sea sacar conclusiones precipitadas, pero creo que si se puede discriminar a una mujer, se puede discriminar a una etnia. Creo que van de la mano.
Generalmente, y aún a riesgo de ser inexacto por escribir rápido, creo que la ideología de la derecha más recalcitrante está subiendo, lo que también explica que Trump haya conseguido ganar.

Pero no nos detengamos ahí y hablemos ahora de Trotsky. Según su interpretación del fenómeno del fascismo, éste aparece en los momentos de una gran crisis del capitalismo, como un capitalismo de guerra en el que la burguesía cede su pretensión de dominar la sociedad a cambio de mantener o maximizar su adquisición de capital. Es decir, que la burguesía cede las instituciones del Estado a miembros de otras clases a cambio de que éstos mantengan o mejoren los beneficios que éstas van a obtener por la explotación. Ahora bien, dado que Trump pertenece a la clase burguesa, ¿se puede decir que es la consecución de la dominación social de la burguesía su nombramiento como presidente? En parte sí, si no fuese porque en la mayor parte del mundo libre (cof-cof) ya domina la clase alta, por lo que no supone una novedad. Lo que sí es novedoso es que alguien que ha hecho carrera en los negocios decida dejarlos para dedicarse a la política. La burguesía, que tiene como freno, de vez en cuando, al Estado, ha conseguido doblegarlo en EEUU de manera definitiva. La similitud con el estudio de Trotsky, salvo por la renuncia al dominio social, es bastante parecida en que esto ocurre tras la desaparición de los sindicatos (aunque ahora sería su completa inoperatividad y la irrelevancia social más dolorosa) y de toda organización de clase (que en EEUU es difícil de encontrar, puesto que los partidos más reivindicativos se engloban en el partido Demócrata; y el Occupy Wall Street simplemente se vence ignorándolo). Para Trotsky se puede hablar de fascismo cuando hay un gobierno autoritario que se forma tras la eliminación de todas las organizaciones de lucha de la clase obrera y que pone la economía al servicio de la guerra como forma de política internacional.
Desde mi punto de vista, las dos primeras condiciones se dan. Y la tercera está por ver.

Y ya para terminar, ¿jugamos una partida de Cyberpunk ambientada en el origen de este nuevo mundo ultratecnológico y carente de dignidad humana?

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